El envero: De los verdes a los dorados y rojizos
8 agosto 2022Ante una añada excelente
2 noviembre 2022Si en algo nos caracterizamos en Palacios Vinos de Finca es por ser una bodega inquieta, en la que el territorio es el origen y al que situamos en el centro de un proyecto vitivinícola destinado a elaborar vinos singulares. Una filosofía que compartimos en nuestras tres bodegas en Ribera del Duero y Rioja (Trus, Nivarius y Proelio).
Esta filosofía nuestra no podría entenderse, o no debería entenderse, si no asegurásemos, además, el patrimonio vitícola que vamos recuperando. Porque en Palacios Vinos de Finca buscamos reintroducir parte de ese patrimonio vegetal o patrimonio varietal que en La Rioja se ha perdido.
Así lo hicimos con nuestra Maturana Blanca, variedad autóctona prácticamente extinta en la comunidad y que se ha convertido en uno de los pilares de nuestra bodega de vinos blancos riojanos, Nivarius. No obstante, no nos hemos parado ahí.
Cuando en Palacios Vinos de Finca observamos que aparece una variedad que no tenemos controlada y que vemos que tiene buena aptitud fisiológica, intentamos reproducir alguna planta.
Eso nos pasó con el tempranillo gris o tempranillo royo. Recorriendo nuestros viñedos, nos encontramos con una planta que tenía un brazo de uvas tintas y otro brazo con uvas albinas. A raíz de ese hallazgo, marcamos la cepa, seleccionamos lo que era tempranillo, y al año siguiente la reproducimos en la planta de tempranillo de la bodega, con un injerto aéreo. Hemos vendimiado estas uvas, de las que ha salido un mosto perfectamente maduro y blanco completamente. Es decir, es una mutación del tempranillo tinto, con muy poco o apenas color.
El tempranillo gris o royo fue descubierto en el año 2010 en un viñedo de Badarán y fue descrito por Fernando Martínez de Toda, catedrático de Viticultura de la Universidad de La Rioja, junto al investigador Pedro Balda. Ambos llevaban años estudiando muestras localizadas en viñedos, para tratar de averiguar si eran mutaciones desconocidas o si ya habían sido catalogadas en otras regiones, por ejemplo.
Preservando el legado vitícola
El hallazgo de estos dos investigadores fue fruto de un proyecto de largo recorrido que persigue preservar variedades de uvas minoritarias, en peligro de extinción. En Palacios Vinos de Finca compartimos esa pasión por preservar el legado vitícola de nuestra región.
Parece casi increíble que en un territorio como el nuestro, con tanta tradición vitícola, sigan apareciendo mutaciones o variedades desconocidas. Esta es la magia de la naturaleza. La tierra es la que marca la pauta en todo nuestro trabajo, la que marca el rumbo; es el elemento del que parte lo demás, el que nos conduce y centra nuestro esfuerzo para obtener la materia prima, con la que elaboramos vinos con personalidad propia. Todo ello, unido a un trabajo fruto de la observación y el análisis minucioso.
Otra de las variedades con las que estamos trabajando es la morisca. Ya habíamos leído sobre ella y su existencia en la zona de Nájera, entre Hormilla y Hormilleja. En esa zona hemos realizado una selección masal -método de mejoramiento de plantas- de individuos de garnacha y también de viuras viejas. En este caso, optamos por traer ese material vegetal de fuera de La Rioja y lo hemos reproducido.
Este año, llevaremos a cabo la primera vinificación, de apenas 400-500 kilos. El siguiente paso, respecto a esta variedad, será ver qué aptitud puede tener el vino que hagamos.
La inquietud y el interés están detrás, también, de que en Palacios Vinos de Finca hayamos hecho, asimismo, selección de algún graciano especial.
No obstante, el trabajo más potente que tenemos a día de hoy es en garnachas del Najerilla y estamos con las viuras. Pero, siempre estamos vigilantes, por si aparece alguna variedad nueva interesante. Forma parte de nuestro ADN.