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El territorio es el centro de todo en Palacios Vinos de Finca. Lema grabado a fuego. Filosofía intrínsecamente ligada al ADN de nuestros vinos. El terruño, nuestra obsesión en las tres bodegas: Proelio, Nivarius y Trus. Dos regiones, Ribera de Duero y Rioja; terruños de gran, tradición vitivinícola con personalidad propia.
Conocer el terreno, estudiar las parcelas al detalle para poder llevar a cabo en ellas una agricultura medida, con la que obtengamos la máxima expresión de la planta y nos dé los mejores vinos posibles en cada finca. Ese es nuestro objetivo. El suelo, por tanto, es esencial para nosotros. Un mosaico singular que forma parte de nuestra historia y que nos permite “jugar” en la elaboración de nuestros vinos vinculados al origen y con personalidad propia.
Lo que buscamos es la autenticidad de cada zona y dentro de esa autenticidad, las variedades que mejor representen la tipología del suelo. De ahí los tempranillos de la Sonsierra o las viuras o garnachas del Najerilla. La razón está bien clara: perseguimos esa combinación mágica de suelo-variedad, zona-variedad.
Nosotros pretendemos explicar en cada vino el suelo del que proviene. Es decir, en cada zona hay una tipología de suelo y es esa tipología la que nos va a dar el tipo de vino, que, por regla general, se da la coincidencia de que está adaptada a la variedad.
En Proelio, por ejemplo, fundamentamos su existencia en la búsqueda de territorios poco explorados, donde trabajar de forma tradicional y respetando los suelos, que son el eje principal de nuestros vinos. En Proelio, lo primero es el terruño.
Precisamente, esa necesidad de encontrar territorios superdotados nos ha llevado a nuestra nueva finca, ubicada a los pies de Sierra Cantabria. En ella predominan los suelos areno-limosos con mucha cal, perfecta para cultivar en ella la variedad Tempranillo.
En Nivarius, el conocimiento exhaustivo de los terruños de La Rioja es la base sobre la que se asienta nuestra filosofía de elaborar vinos blancos únicos y singulares. Y esa misma filosofía de búsqueda de territorios singulares nos ofrece la mejor interpretación del potencial de las blancas riojanas situadas en zonas frescas y altas.
Esa potenciación del terroir también es pilar fundamental en Trus, en Ribera de Duero, donde se trabaja con una única variedad, el Tempranillo. De ahí que cobre mayor importancia detectar e identificar microterruños de excelente calidad, porque hay que conocer lo que pasa abajo para entender lo de arriba. El suelo es el que conformará el esqueleto del vino y la añada la que moldeará ese esqueleto.
Diferencias entre Rioja y Ribera de Duero
En Rioja, los suelos de la zona del Ebro hacia el norte son principalmente de origen terciario. ¿Qué quiere decir? Que son suelos viejos, de degradación de lo que es la roca madre. En la zona del Ebro hacia el sur, sin embargo, son de origen cuaternario, con mayor acumulación de lo que es el sistema Ibérico y dentro de esos suelos hay degradación de esa acumulación.
Por el contrario, Ribera de Duero, al final, es un valle dentro de una meseta, con la misma naturaleza. Y a ambos lados del río, la componente geológica es muy parecida.
El suelo, es evidente, definirá las características del vino que saldrá de sus viñedos. No obstante, los datos con los que trabajamos, una vez analizadas nuestras parcelas, nos ayudarán a escoger viñedos excepcionalmente dotados para la viticultura.
Agricultura regenerativa
En Palacios Vinos de Finca trabajamos de manera lógica, más que ecológica. Parece que lo ecológico se ha puesto de moda, pero nosotros vamos un paso más allá para cuidar y preservar la estructura del suelo. ¿Cómo lo hacemos? Mediante una agricultura regenerativa, es decir, buscamos una fertilidad y un equilibro de manera natural, sin ningún tipo de input. Incorporamos a suelos muy castigados cubiertas vegetales, sobre todo diferentes tipos de hierba, donde posteriormente se generará materia orgánica e iremos ganando UNA MEJOR estructura del suelo y autofertilización .
Un equilibrio con la naturaleza que también se observa en nuestra apuesta por zonas muy frescas que hallamos en altitud. Preocupados como estamos por el cambio climático, buscamos esa frescura de manera natural en lo que son las uvas, obteniendo esa bebilidad que caracterizan a nuestros vinos.