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Tierras de gran riqueza y autenticidad
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La búsqueda de terruños superdotados nos llevó en Palacios Vinos de Finca hasta los pies de Sierra Cantabria. El objetivo: encontrar parcelas únicas para elaborar vinos singulares. En este caso de la variedad Tempranillo; variedad para la que buscábamos, principalmente, suelos areno-limosos con mucha cal.
En Palacios Vinos de Finca situamos el territorio en el centro de nuestro proyecto vitivinícola y, en Elvillar, hemos encontrado una parcela para el futuro de lo que es Proelio.
Como reza su nombre, Proelio, batalla en latín, la conforman pequeños trozos de tierra que permanecen en pie en su lucha contra la extinción. De ellos nacen vinos vivos, expresivos y longevos. Territorios poco explorados, pero superdotados, como esta Finca La Tejería, que recibe el nombre por el paraje en el que se ubica.
Con este hallazgo hemos conseguido altitud, para que nuestras vides se beneficien del contraste térmico entre el día y la noche, y suelos de origen calcáreo, con bastante componente de caliza de limos calcáreos degradados. La vid precisa de un mínimo de humedad para poderse cultivar, lo que en la actualidad se hace más complejo debido a los inviernos cada vez más secos y calores tan tempranos.
En esta parcela hemos llevado a cabo una plantación un poco inusual, porque estamos trabajando en una tipología de suelo, cuyo origen es terciario con bastante roca madre degradada. La capa superior es principalmente arenisca y en la inferior nos encontramos gran cantidad de carbonato cálcico.
Toda esta información la logramos tras un trabajo de observación y de un análisis y escaneo minucioso que hemos realizado con el fin de conocer en profundidad el suelo y, en base a ello, saber con exactitud qué tipos de vinos podremos obtener en ellos y qué plantas se adaptarán mejor. Sin duda, un aspecto clave en nuestro afán de apostar por una viticultura de precisión.
En gran medida, el suelo nos aporta una información que será la que dote de personalidad propia a nuestros vinos. Unos vinos inimitables, diferentes a cualquier otro. Pero, siempre, vinos con alma, que hablan de Rioja.
Trabajo con cinco raíces diferentes
Gracias a ese conocimiento en profundidad que tenemos del suelo, estamos trabajando en una misma parcela con cinco raíces diferentes y, dentro de esas raíces, hay diversidad de clones. También trabajamos con dos masales que son de Tempranillo de Rioja.
Un auténtico tesoro a los pies de Sierra Cantabria, cultivado con mucho respeto y con una conducción diferente, aunque sin olvidar lo que hacemos nosotros, es decir, una agricultura regenerativa con cubiertas vegetales, que se harán realidad cuando la viña tenga cuatro o cinco años, y que evite erosionar el terruño.
Un anfiteatro con vistas a Laguardia
Un paisaje privilegiado que compartiremos con todos vosotros, gracias al anfiteatro que estamos preparando con vistas a Laguardia. Un emplazamiento para que todos puedan disfrutar de un paraje único y observar, de primera mano, qué es lo que hacemos y cómo es nuestra apuesta y trabajo continuo para identificar estos microterruños de calidad, donde la tierra marque la pauta en todo nuestro trabajo.
La naturaleza manda; la tierra marca el rumbo. De ella parte todo lo demás, logrando ese equilibrio necesario entre planta, clima, suelo y agua, crucial para elaborar nuestros vinos con personalidad propia y con apego a la tierra. De ahí nuestra constante preocupación por proteger el suelo. Nuestra labor diaria se cimienta en su conservación natural y la sostenibilidad. Es parte de nuestra filosofía; de nuestra identidad. Una identidad que nos convierte, igualmente en una bodega inquieta. Por ello, seguiremos buscando nuevos terruños excepcionales.